viernes, 13 de julio de 2007

Na-Bai, un arma cargada de futuro

La propuesta de UPN de un gobierno de coalición entre todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria a excepción de Nafarroa Bai (es decir, la propia UPN, el PSN, CDN e IU), con un reparto de consejerías que podría satisfacer las apetencias de los demás partidos, no debe contemplarse sólo bajo el punto de vista de que es el último cartucho que le queda a la derecha navarrista para mantenerse en el poder. Bajo nuestro punto de vista, la idea del establecimiento de un gobierno autonómico de concentración que lleve aparejado un “cordón sanitario” respecto a la coalición vasquista y progresista encierra componentes estratégicos de alcance que no pueden ser ignorados. Parece evidente que su objetivo primordial es difuminar las líneas de ruptura entre derecha e izquierda en beneficio de un eje divisorio en el que en uno de los campos estaría el navarrismo entendido a la manera tradicional, asegurando a éste su predominio. La supeditación de la política navarra al ámbito de lo político-institucional y de lo identitario interpretado en clave excluyente y demonizadora, a la vez que relegaría el debate sobre políticas sociales hasta hacerlo inaudible, posibilitaría el apoyo ulterior a quienes mantuvieran las actitudes más ortodoxas y las posiciones más inamovibles.

Ahora bien, en esa propuesta late también, a nuestro entender, una segunda cuestión, el afán de aislar las posiciones político-institucionales e identitarias de Nafarroa Bai, de mantenerlas en sordina, fundamentalmente por miedo a que las mismas sean capaces de desarrollar una corriente de opinión más favorable de la que hoy en día ya tienen. Ese hecho ya se apreció en la campaña electoral en la que UPN se guardó muy mucho de debatir sobre esas cuestiones, por recelo de encontrarse con actitudes y contenidos ideológicos diferentes a los tradicionales en Nafarroa Bai ante las cuales las tesis de siempre de la derecha navarrista quedan obsoletas e inservibles.

En el último mes y medio ha sido frecuente escuchar, sobre todo desde la “Brunete mediática” de la derecha española, que Nafarroa Bai participa de las posiciones arquetípicas del nacionalismo vasco. A la vez, desde el PSOE y sus medios afines, aunque se ha matizado levemente esa interpretación, se ha optado por ver en las posturas de Nafarroa Bai escollos infranqueables, sólo superables por la renuncia a aquéllas durante un cierto periodo de tiempo.

Aunque es verdad que el aparato de comunicación de Nafarroa Bai no se prodigado en esfuerzos por corregir esas apreciaciones, de la lectura de la “Propuesta Político-Institucional de Nafarroa Bai”, que durante meses estuvo colgada de su página web y que fue debatida y asumida en asamblea, se colige un cambio de rumbo notorio que rompe con las posiciones mantenidas por el nacionalismo vasco en los últimos 30 años y que ya fue anunciado en las propuestas de Aralar y de EAJ/PNV de reforma del Amejoramiento. Anuncian un nuevo nacionalismo navarro de carácter integrador, incluyente y flexible, abierto al mundo desde la asunción de nuestra complejidad. Seguidamente presentaremos un extracto de dicha propuesta elaborado por nuestra parte.

La Propuesta Político-Institucional de Nafarroa Bai parte del reconocimiento de pluralidad de la sociedad navarra y de la asunción de la transversalidad como eje político conductor, algo ya asumido internamente en la conformación de la coalición. La coalición fundamenta el único orden político legítimo en la voluntad democrática de los ciudadanos y en la negociación entre ellos y rechaza tajantemente la imposición, la coacción o cualquier forma de violencia. Por otra parte, son los ciudadanos y ciudadanas de Navarra el único sujeto político. Navarra no debe ser un objeto político de carácter esencialista impuesto a los ciudadanos, sino el resultado de la voluntad ciudadana libremente manifestada. Por ello ninguna propuesta democráticamente expresada puede sustraerse al debate social ni a la libre decisión de los ciudadanos, que no puede encontrar límites infranqueables en estructuras político-institucionales pasadas o presentes.

En relación con el Estado, Nafarroa Bai reconoce a los ciudadanos y ciudadanas de Navarra una capacidad constituyente incondicionada y el derecho a establecer libremente su propio régimen político, reconociéndoles asimismo el derecho a negociar de igual a igual con el Estado español la creación de instituciones comunes. En relación con los próximos años, Nafarroa Bai aboga por la urgente reforma del Amejoramiento o LORAFNA. El nuevo pacto político con el Estado deberá cumplir al menos los siguientes tres requisitos: dotación a Navarra de los máximos niveles de autogobierno; concertación entre todos los partidos, sin exclusiones; y sometimiento a referéndum popular del resultado de la negociación con el Estado. Ese nuevo pacto debe fundamentarse en el empleo de la vía de los derechos históricos reconocida en la Constitución y en la LORAFNA.

Desde el plano identitario, Nafarroa Bai se adscribe a los postulados del nacionalismo cívico, abogando por el respeto a las distintas ideas y lealtades identitarias existentes en Navarra, así como el principio de la igualdad de derechos de todos, sean autóctonos o nacidos fuera. Desde esa perspectiva, se persigue realizar un proyecto de convivencia capaz de integrar a los ciudadanos y ciudadanas de todas las zonas de Navarra y sea cual sea la identidad bajo la que se reconozcan e identitaria. Se defiende la Universalidad de la ciudadanía y la identidad a la carta por lo que todos los navarros somos ciudadanos de primera, eligiendo cada uno el proyecto identitario con el que se siente cómodo. Esa defensa de la igualdad de derechos para todos, incluídos los linguïsticos, exige la declaración de oficialidad del euskera en la zona no vascófona, así como una legislación lingüística ulterior acorde con las demandas de los ciudadanos y con la realidad sociolingüística.

En relación con la CAV, Nafarroa Bai, desde el respeto completo a la integridad de las instituciones navarras, y pensando exclusivamente en el desarrollo y bienestar de los ciudadanos de Navarra, propone para el medio o el largo plazo, y si se contara con el respaldo de una mayoría social suficiente, una confederación con la CAV. A corto plazo defiende la creación del órgano de cooperación permanente entre Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca aprobado mayoritariamente por el Parlamento de Navarra en 1996. Dicho Órgano es absolutamente constitucional y en absoluto afecta al fondo competencial de cada autonomia ni supone menoscabo de la función de los respectivos Parlamentos. Además, el Organo Permanente de Encuentro nada tiene que ver con la creación de cualquier estructura política federativa, ni con la cesión de competencias o la ejecución de políticas por los órganos que se crean en el acuerdo. El Órgano en un foro estable de cooperación, pero las políticas se ejecutan por cada Gobierno, correspondiendo las acciones a las respectivas Administraciones.

En relación con Europa, Nafarroa Bai defiende la participación navarra en las instituciones comunitarias (Consejo de Ministros de la Unión y Comités) y porque Navarra tenga capacidad de codecisión y de presencia directa en las instancias directas que tratan de los asuntos de su interés o competencia, teniendo además una delegación permanente en Bruselas volcada en la defensa de nuestros intereses.

Asimismo, Nafarroa Bai reivindica la recuperación del Protocolo de Cooperación entre Navarra, la Región de Aquitania y la CAV (que fue derogado por el Gobierno de UPN) con el fin de mejorar nuestras oportunidades en el ámbito europeo ya que los cambios en el sistema de producción, distribución y consumo y la intensificación de las relaciones transnacionales obligan a la realización de políticas conjuntas con las regiones vecinas. Además, Nafarroa Bai se compromete con el desarrollo de las otras instancias de asociacionismo regional europeo que sean de interés para Navarra como la Conferencia de Regiones del Sur de la Europa Atlántica (SEA) o la Comunidad de Trabajo de los Pirineos, creado en 1983. Por último, para Nafarroa Bai debe sacarse el máximo partido del Tratado de Bayona, firmado en 1995 por Francia y España y que tiene como objeto facilitar y promover la cooperación transfronteriza entre entidades territoriales francesas y españolas, intentando implicar a la sociedad civil en el aprovechamiento de las oportunidades que brinda.

Independientemente de las posturas que se hayan mantenido en el proceso de negociaciones, en los párrafos anteriores se contiene la médula del ideario nabaizale en materia político-institucional. Así se comprenden mejor las reservas de UPN por no debatir respecto a ellas, por silenciarlas y por manipularlas. En manos del PSN queda el no entrar en el juego pepero-upenista y apostar por nuevos escenarios en los que el foco esté en la ciudadanía navarra y no en falsas políticas de Estado ni en instancias extrañas a Navarra.

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