miércoles, 18 de julio de 2007

Despues del rechazo, la teorización

Tras el rechazo del PSN a conformar un gobierno tripartito en Navarra junto con Nafarroa Bai e IU, hoy leemos en las páginas de opinión una teorización de aquél con el artículo “La cuestión navarra” de Andrés de Blas Guerrero, catedrático de Teoría del Estado de la UNED.
En ese artículo no se contempla dicho pacto como operativo para el socialismo bajo ningún punto de vista debido a que, para De Blas Guerrero, Nafarroa Bai continuaría teniendo los mismos fines estratégicos que el nacionalismo vasco de siempre, tal y como éste es contemplado por el nacionalismo español. Bajo su perspectiva, “Cuando, por otro lado, los socialistas navarros plantean la posibilidad de una negociación con los nacionalistas vascos en Navarra a cambio de suspender sine die el proceso de incorporación de la comunidad foral a Euskadi, están planteando un imposible. Porque solamente el proceso de integración justifica la existencia de unas fuerzas políticas nacionalistas que, en otro caso, perderían su razón de existencia”. “El nacionalismo vasco estaría dispuesto a muchas cesiones provisionales por conseguir una integración que haría viable la hoja de ruta de su proyecto político. Pero se trataría de una integración que a la vuelta de muy poco tiempo nos enfrentaría con un proyecto nacionalista vasco que habría alcanzado su objetivo táctico más importante. Esta es la razón por la que la gran mayoría de los navarros y el resto de los españoles, no podemos ceder en la apertura de un camino que puede resultar a corto plazo bien o mal para el proyecto español, pero que es la posibilidad para que pueda prosperar una opción secesionista, para que pueda hacerse realidad el colapso de España”. Como es obvio, en todas esas líneas se prescinde absolutamente de toda la reflexión político-institucional realizada por Nafarroa Bai, reflexión de la que publicamos un extracto en un post anterior y que, como dijimos otro día, habría tenido su eco en el documento de bases para la negociación del gobierno tripartito, admitido prácticamente al cien por cien por todas las partes, incluído el PSN.
Refutada cualquier posibilidad de encuentro entre el PSN y Nafarroa Bai, De Blas Guerrero expone su receta: “Los socialistas navarros deben juzgar la actual coyuntura política con realismo y responsabilidad. No pueden pedir a Nafarroa Bai lo que esta coalición no puede darles sinceramente sin pagar por ello el precio de su disolución política. Si el socialismo navarro no puede llegar a un entendimiento con UPN, el camino más sensato y democrático parece una nueva consulta al electorado. Este entendimiento, bien en la forma de un gobierno de coalición, bien en la forma de un gobierno en minoría integrado por el partido más votado, parece, probablemente, la solución más fácil, razonable y comprensible para el electorado”. Es decir, en Navarra el PSN tiene que ir indefectiblemente de la mano de UPN, ayudándole a este partido a gobernar en minoría en el caso de que rechace la formación de un gobierno bipartito entre ambas formaciones, tal y como vino ocurriendo entre 1996 y 2003. Teniendo en cuenta la fuerza electoral del PSN en Navarra, Navarra estaría condenada a ese escenario en que UPN, en solitario o en colaboración con el resto de la derecha navarrista, el CDN, o con el apoyo externo del PSN en el caso de aquellos dos partidos no llegaran a la mayoría absoluta, gobernaría Navarra por los siglos de los siglos, sin que sus estrategias de crispación y confrontación vayan nunca a pasarle factura alguna.
Para finalizar, De Blas Guerrero resta importancia a la política de confrontación de UPN en un párrafo confuso en el que mezcla lo identitario y cultural con las relaciones interautonómicas, mostrando que su conocimiento de Navarra es ciertamente escaso: “En todo caso, conviene tener presente que el sustancial componente vasco de Navarra no necesita del proyecto del nacionalismo sabiniano para afirmarse y sobrevivir. Y que ese componente tiene en los instrumentos de cooperación entre Comunidades Autónomas previstos en nuestra vida política, además de en el amparo general de nuestra Constitución, una firme y suficiente garantía. En definitiva, que no se trata de una cuestión cultural la que está en juego, sino de la viabilidad de un proyecto político de inspiración secesionista en el que no cree la mayoría del pueblo navarro. Un proyecto que no puede contar con el apoyo de las fuerzas políticas españolas sin asumir con ello el más evidente de los contransentidos”.
Como se ve, un artículo de teorización de una falsa política de estado en relación con Navarra en el que los prejuicios y las anteojeras campan por sus fueros, evidenciando un desconocimiento supino de las pautas doctrinales de Nafarroa Bai y de los esquemas de tolerancia, complejidad y pluralidad en los que se mueve la mayor parte de la sociedad navarra, inclusive la propia militancia del PSN. Y en el que, lo que es peor, se certifica la muerte política del socialismo navarro, al servicio del PP y de UPN para siempre, en vista de que se descarta radicalmente cualquier escenario de transversalidad en Navarra en el que esté presente el tercio sociológico representado hoy en día por Nafarroa Bai.

No hay comentarios: