lunes, 16 de julio de 2007

El PSN sentencia a favor de UPN

“Alea jacta est”, dijo César momentos antes de cruzar el Rubicón. Pero lo dijo para iniciar su toma del poder. En Navarra, tal y como parecían anunciar todos los indicios, la suerte esta echada, pero para que nada cambie, para que, con toda probabilidad, UPN gobierne en minoría.

Las dudas que ha planteado desde NaBai el presidente de EA en Navarra, Maiorga Ramírez, de que «ahora sólo queda por saber si vamos a unas nuevas elecciones o el PSN va a dejar que gobierne de nuevo UPN» con un gabinete en minoría, no tienen demasiado fundamento. Es francamente dudoso que el PSN se arriesgue a que se celebren unas nuevas elecciones en las que los socialistas bajarían notablemente a causa de sus actuaciones del último mes y medio; Nafarroa Bai se consolidaría como principalísimo rostro de la oposición; y UPN se beneficiaría de la menor participación electoral y de un escenario de confrontación esencialmente bipolar. Lo más seguro es que el PSN permita un gobierno pepero-upenista en minoría en el que podrían entrar personas del entorno del PSN (para dar satisfacción a las apetencias de figurar de algunos sociatas y hacer honor a las excelencias de la entente constitucionalista)y que posibilitaría al encantador de serpientes Zapatero seguir alimentando horizontes a partir de las elecciones generales en los que, de ganar el PSOE en el Estado, todo podría ser posible.

A pesar de que Puras siga indicando a los periodistas que «sigue el tema sin estar resuelto definitivamente» y que asegure, al ser preguntado sobre si las negociaciones se habían roto, que «no sería ese el calificativo que le daría» porque consideró «posible» que haya nuevas reuniones, los otros interlocutores en las negociaciones de hoy han sido ciertamente expresivos.

Por un lado, el dirigente de Izquierda Unida de Navarra, José Miguel Nuin, que se reunió con Puras después de Nafarroa Bai, ha informado que el PSN les había trasladado que en este momento «no está en disposición» de llegar a un acuerdo.
Por otro lado, Ramírez (EA) ha añadido que esta mañana Puras «ni tan siquiera ha mantenido su última oferta», rechazada por NaBai e IU, en la que planteó que su partido tendría dos consejeros, otros 2 NaBai y uno IU y habría además otros seis carácter técnico y no político que él designaría una vez escuchados sus socios. Según dijo, las explicaciones dadas por Puras «es que no pueden mantener ni la propuesta que nos hicieron y que nada de Gobierno de coalición».
Las razones dadas por Puras a los miembros de Nafarroa Bai, agregó, «es que hay unas elecciones en ocho meses en el contexto estatal y eso les impide sustanciar el cambio político en los parámetros que nosotros pedimos, que son los lógicos y ellos lo reconocen». «Él se muestra apenado pero dice que no puede hacer otra cosa porque a nivel estatal parece que no lo pueden soportar», indicó el dirigente de NaBai, y apuntó que, de su presentación oficial como candidato, Puras «no ha dicho nada» y por lo tanto «habrá que esperar a mañana» para ver qué pasa en la tercera ronda de consultas que tiene prevista con los grupos de la Cámara la presidenta del Parlamento Elena Torres.

Si mañana no hubiera quórum suficiente para que un candidato se presente con los apoyos suficientes, se invitaría a UPN, como lista más votada, a presentar candidato. Si lo rechazaran, serían los servicios jurídicos de la Cámara los que fijarían la fecha a partir de la cual cuentan los 30 días antes de la disolución de la Cámara y la convocatoria de nuevas elecciones.

Y todo esto, cuando, según informaba ayer El País, las bases políticas de la hipotética coalición estaban ya acordadas entre nacionalistas, socialistas e Izquierda Unida. En esas bases se acordaba fomentar la cooperación con todas las comunidades, especialmente con las limítrofes, incluida la Comunidad Autónoma Vasca, desde el recíproco respeto y reconocimiento, en materias concretas que puedan resultar de mutuo interés. Para ello se podría contar con instrumentos de seguimiento y coordinación "que no dispongan ni puedan alcanzar carácter político".

Además, en cuanto al estatus de Navarra, se afirmaría en esas bases que "Navarra constituye una Comunidad Foral, con estatus jurídico-político propio y diferenciado, basado en lo político en la Constitución y el Amejoramiento y en lo económico en el Convenio Económico con el Estado".
Y en cuanto a las modificaciones de la Ley del Euskara, esas bases fijarían que se tendría en cuenta "la realidad sociolingüística de la ciudadanía" para adaptar la ley, es decir, las demandas de los ciudadanos.

Por lo demás, esas bases dedicarían su mayor parte al compromiso de realizar políticas sociales, de infraestructuras y de mejora de la Administración autonómica y los principios inspiradores de aquéllas serían "el respeto al modelo institucional y a legalidad vigente"; el reconocimiento de la "diversidad y la pluralidad" y la "convivencia" como marco para "la integración de la diferencia".
Si las bases programáticas estaban tan altamente consensuadas, no constatándose en ellas motivos de estridencia, y las únicas diferencias residían en el reparto de las responsabilidades institucionales, los resultados de las reuniones de hoy, tan al límite del tiempo, y el fracaso absoluto de las negociaciones resultan inexplicables a no ser que ya hubieran estado decididas tiempo atrás, antes de que el señor Puras se hubiera ausentado por vacaciones.

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