miércoles, 29 de agosto de 2007

Socialistas airados de la Ribera

22 agrupaciones locales del PSN de la Ribera se reunieron el pasado lunes en Valtierra y consensuaron un documento muy duro con los órganos de decisión del PSOE y del PSN en el que destacan los siguientes aspectos. En primer lugar, la petición de dimisión de Carlos Chivite como secretario general del PSN, así como la de todos los miembros de la Ejecutiva regional, y la solicitud al grupo parlamentario para que pida perdón a la militancia por haberse "doblegado" ante los intereses electorales de Ferraz entregando el poder a la derecha. En segundo lugar, la acusación dirigida al Secretario de Organización del PSOE, José Blanco, de ser el máximo responsable de la "traición" que el PSN habría cometido no sólo contra su militancia sino "contra toda la sociedad navarra a la que prometimos cambio" para luego "entregar y regalar el poder a UPN". En tercer lugar, la explicitación de que la apuesta del partido debe seguir siendo "conformar un gobierno de convivencia, progreso y de izquierdas con NaBai e IUN" aún por encima de las "imposiciones" de Madrid. En cuarto lugar, la exigencia de que las relaciones del PSN con el PSOE sean de igual a igual, garantizando el derecho de decisión de los socialistas navarros en la línea de las promesas incumplidas de Rodríguez Zapatero en el debate sobre el Estado de la Nación: "Para evitar estas disfunciones y aberraciones, planteamos que se modifiquen los estatutos del PSOE para que entre el PSOE y el PSN se puedan establecer unas relaciones de igualdad y poder así tener capacidad de decisión y autonomía suficiente para dejar de aparecer ante la sociedad navarra como una mera sucursal de Madrid". Como colofón de todo ello, el documento finaliza con la consideración de que, tras la imposición de Ferraz, el PSN es un partido que "carece de credibilidad porque denota que no tiene principios, ni valores, ni código ético, ni dignidad, sólo puro y duro cálculo electoral". A su juicio, lo ocurrido en el PSN es "quizá de lo más grave que le pueda ocurrir a un partido porque no se justifica, en absoluto, la manera de proceder ni en el fondo ni en las formas, de los compañeros de Madrid desautorizando, doblegando y humillando la voluntad y el sentir general, casi unánime, del Partido Socialista de Navarra". Para este grupo de críticos, el veto de Madrid al cambio político aún por encima del clamor del PSN y de la sociedad navarra pone en juego "la propia democracia interna del partido" puesto que tal mandato "atraviesa la raya divisoria entre lo que es democracia y las actitudes autoritarias". El resultado es que "ante la sociedad nos sentimos humillados y estamos tan desacreditados que no podemos levantar cabeza".

Por otra parte, hoy mismo veremos si esas reflexiones son compartidas por las agrupaciones de la Cuenca de Pamplona y de la Zona Media que han sido convocadas a una reunión. Con todo, la filtración de que el fracasado candidato del PSN a la alcaldía de Pamplona pueda ser presidente de la Mancomunidad de la Cuenca con el apoyo de UPN, puede interpretarse como un aviso de los cargos que podrían llegar como premios de una actitud sumisa de esas agrupaciones.

Es posible que algunos lectores vean en aquel documento de los socialistas riberos sólo una expresión de las tensiones internas existentes en el PSN. Sin embargo, un análisis detenido muestra que tiene más importancia de la que parece, siendo, hasta cierto punto, un documento histórico. Por primera vez, socialistas de la Ribera rompen con la doctrina del cordón sanitario respecto a las formaciones políticas vasquistas que propugna el navarrismo excluyente, doctrina identitaria propia del sistema político del Amejoramiento, absolutamente esencialista y para nada cívica. Todo ello es más elocuente si cabe si pensamos que los mensajes identitarios que se acompañan a dicho navarrismo excluyente buscan la configuración de la Ribera como territorio de trinchera refractario en relación con algunos elementos del navarrismo vasquista como el euskara y el modelo D.

Con todo, si bien la apuesta que el socialismo ribero hace por un gobierno con Nafarroa Bai y con IU prueba que sus bases, hartas del chantaje permanente del complejo peperoupenista, comprenden que el futuro de Navarra pasa por un entendimiento transversal escorado hacia la izquierda, hay algunas cuestiones que no se plantean en el documento mencionado y que son claves para entender lo sucedido. El veto al gobierno de progreso y de convivencia no ha sido solamente consecuencia de que los órganos centrales del PSOE hayan ninguneado la capacidad de decisión del PSN y de los navarros. Ha sido también secuela propia de todo un sistema político, el del Amejoramiento, establecido como tema de Estado, con el impulso y la venia del PSN, sobre la exclusión de un tercio de los navarros y en cuyo desarrollo no se ha intentado paliar, sino todo lo contrario, ese vicio de origen, seguramente porque de dicha exclusión resultan permanentemente beneficiados unos mismos agentes políticos, económicos y sociales. Resultaría gratificante que el socialismo navarro derivase sus reflexiones en esa dirección y no intentara rehuirlas.

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