jueves, 23 de agosto de 2007

Pasaporte para Peperolandia

Carlos Chivite, el secretario general del PSN, trata de calmar a su militancia crítica, dándole parte de razón al achacar el veto a Nafarroa Bai y a IU a "razones de índole superior" que él no alcanza a entender, pero afirmando "que seguramente están bien fundamentadas". A la par de eso, solicita a las bases "sosiego y unidad" y ataca a quienes han pedido mayor autonomia para los socialistas navarros.

De cualquier forma, quienes, simpatizantes de otras formaciones, también nos hemos visto frustrados con la actitud del PSN y del PSOE, echamos de menos que, para equilibrar el desparpajo de las firmas sociatas que desde el Diario de Navarra han defendido y defienden el status quo del Amejoramiento y el apoyo al gobierno de UPN, no haya dirigentes o militantes del PSN cualificados que salgan directamente al encuentro de los infundios planteados por algunos comentaristas, sacando a relucir las bases programáticas acordadas por los tres grupos políticos que, como hemos sostenido, no eran nada estridentes y sí perfectamente cabales.

Hace ya semanas que sacamos a relucir un artículo de opinión publicado en El Pais en el que se justificaba torpemente el rechazo a un gobierno de progreso y convivencia en Navarra porque eso sería ceder a las tesis nacionalistas, etc. El sábado pasado, Antonio Elorza, volvía a insistir en parecidas tesis con un artículo titulado Pasaporte para Plimlico. Este catedrático de Ciencia Política, de quien las malas lenguas mencionan su tendencia a amenazar y golpear a los miembros de tribunales de habilitación que votan en contra de sus candidatos, daba una nueva vuelta de tuerca a los fundamentos acordados por la intelectualidad del foro madrileño para hacer inteligible la posición socialista en relación con Navarra. Para Elorza es el ideario y las oscuras intenciones de Aralar lo que conducen a que una coalición entre el PSN y Nafarroa Bai sea imposible. En sus palabras: "Análogas consideraciones pueden aplicarse a una asociación PSN-NaBai acordada a ciegas. Es por supuesto muy importante que la formación dirigida por Patxi Zabaleta haya renunciado a la lucha armada, y condene en consecuencia la práctica del terror, pero eso en modo alguno agota el tema de su posible consideración como partido de gobierno en Navarra. Detrás de la cortina de NaBai, conviene tener en cuenta lo que piensa el verdadero protagonista, Aralar. Hubiera sido más tranquilizante que desde su posición como segundo grupo votado, NaBai planteara algo tan lógico como encabezar la alianza con el PSN, si de lo único que se trataba era de hacer una gestión de progreso y de cambio, objetivo perfectamente alcanzable a la vista del balance de UPN. Pero si de entrada la coalición daba por buena la primacía del tercero en discordia, ello confirmaba de modo indirecto que sus metas eran otras, en la línea de la concepción mitológica expuesta por la militante anónima en Bayona. Se trataría ante todo de avanzar hacia lo que su nombre indica, Navarra'tik Nafarroa'ra, de la Navarra actual a la Nafarroa abertzale, con el euskera por emblema y el horizonte abierto a la materialización de la imaginaria Euskal Herria independiente, de rasgos idénticos a la que busca el nacionalismo radical, con ETA a la cabeza. Con toda la cautela del mundo, pues Patxi Zabaleta y los suyos son conscientes de que parten de una posición minoritaria y hay que caminar a pequeños pasos, ante todo hacia esa primera vinculación entre la CAV y el ex reino, contando con el favor de un PSN que, siguiendo el ejemplo de los mayores, ve con buenos ojos la colaboración con un grupo independentista. Más allá de los números, con el cocktail de independientes y ésta o aquella vicepresidencia, esto es lo que estaba en juego, y lo que ha quedado en la sombra".

No importa que la defensa de cualquier ideario sea totalmente lícita si se hace democráticamente. No importa que los contenidos negociados por el PSN, Nafarroa Bai e IU hablaran del respeto al marco institucional y de rechazo a la violencia de ETA, afirmando su voluntad de construir una Navarra articulada e integrada a partir del consenso. No importa que Aralar sea sólo un partido absolutamente democrático de los cuatro que integra Nafarroa Bai (cinco, si tomamos en cuenta la masa de independientes), una coalición absolutamente democrática. No importa que Nafarroa Bai sea una coalición transversal en la que algunos partidos han pactado largamente con el PSOE en gobiernos autonómicos o en el Congreso y en la que otros partidos han sufrido en estos últimos meses el cortejo indisimulado del PSE en relación alguna diputación vascongada. Tampoco importa la actitud divisora y tramposa de UPN en relación con el tema navarro que parte en dos a la misma sociedad navarra, excluyendo de hecho a buena parte de la ciudadanía por considerarlos malos navarros. Lo que importa es intoxicar y hablar de intenciones ocultas, más que de conductas políticas documentadas y reflejadas por escrito.

Esto recuerda a una película, no rodada sino vivida en directo, de la que toda la ciudadanía española fue actora. Se vivió entre el 11 y el 14 de marzo de 2004 y en ella los dirigentes del Partido Popular trataron de culminar su labor adoctrinadora respecto a la población de los años anteriores, labor en la que no se cansaron de insistir sobre la maldad intrínseca de las ideologías ajenas. Difuminaron su propia responsabilidad y tergiversaron en su propio provecho la autoría de los atentados que costaron la vida a casi dos centenares de personas. La película se llama Pasaporte a Peperolandia y es una película que ha tenido secuelas continuas durante todos estos años gracias a la habilidad del PP para marcar, sea como sea, la agenda política y para señalar los límites de la acción política del Gobierno Zapatero, forzando a éste a encallar en multitud de temas. Y todo ello, con la colaboración de comentaristas políticos pretendidamente de izquierdas y encastillados en sus torres de marfil que parecen muy cómodos en el territorio acotado de debate político y en los limitados valores a los que quiere circunscribirnos al Partido Popular.

No hay comentarios: