lunes, 3 de septiembre de 2007

El relato de Blanco, el relato de Zapatero

Como es harto conocido, el pasado sábado José Blanco, Secretario de Organización del PSOE, hizo público su relato en relación con las negociaciones para la conformación del Gobierno de Navarra. Blanco aclaró, ante el total desconcierto de las bases navarras de su partido, cuya campaña se basó en la posibilidad de cambio político, que, desde el primer momento, Puras y Chivite conocían la posición favorable de los órganos federales del PSN a que UPN gobernara en minoría debido a que, en opinión de dichos órganos, un gobierno tripartito con Nafarroa Bai e IU habría sido “incierto, frágil y quizás efímero” porque los socialistas no eran el “elemento dominante” del mismo y porque Nafarroa Bai es una fuerza “inestable” que carece de solidez.

Después de haber sido dejado, junto con Puras, al pie de los caballos de semejante manera por Ferraz, resulta del todo punto increíble que Chivite, Secretario del PSN, hubiera comunicada a la salida de la reunión del sábado que, lejos de pensar en dimitir de su cargo, plantea agotar su mandato de cuatro años.

Sin embargo, la postura de Chivite no es la única prueba de que en el socialismo navarro lo que va, ya de por sí, mal irá inexorablemente a peor. El mismo sábado, el portavoz del grupo parlamentario socialista en el legislativo navarro, Roberto Jiménez (de quien hay rumores ciertamente negativos sobre su papel en el affaire de La Montañesa), venía a decir, en declaraciones transmitidas por Radio Euskadi, que las palabras de Blanco se habían malinterpretado, que no había habido ninguna postura rotundamente negativa desde el inicio desde los órganos federales del partido en relación con las negociaciones con Nafarroa Bai y con IU, y que, por el contrario, se habían permitido negociaciones de naturaleza exploratoria.

Desgraciadamente para Jiménez (y es absolutamente increíble que nadie se lo hubiera comunicado), el domingo El País publicaba una extensísima entrevista con Rodriguez Zapatero en la que al tema navarro se le dedicaba una parte nada desdeñable y en la que el Presidente del Gobierno se muestra todavía más rotundo que Blanco. En un país normal, semejante resbalón se zanjaría con una dimisión, acabándose así el periplo político de Jiménez.

Los párrafos de la entrevista dedicados a Navarra son los siguientes (nótese la actitud nada condescendiente de entrevistador):

“P. Me gustaría saber en qué momento hizo usted la reflexión de que resultaba más conveniente dejar gobernar a UPN en Navarra que aliarse con Nafarroa Bai.
R. Es una decisión que he tenido siempre. Cuando planteábamos la hipótesis de cuál iba a ser el resultado electoral en Navarra, siempre entendí que una etapa de colaboración razonable entre UPN y PSN sería muy positiva para la Comunidad navarra. Si nos retrotraemos a la propia precampaña, nunca hubo por mi parte ningún guiño a lo que pudiera ser un Gobierno de cambio.
P. Eso es verdad. Pero el Partido Socialista de Navarra sí lanzó luego mensajes en ese sentido.
R. No, no. No en la campaña. Vamos a ver, yo creo que es que hay que entender...
P. En la campaña no. Pero luego sí.
R. No. Bueno. Posteriormente. Yo creo que hay que entender algunos aspectos de la situación de Navarra. Primero, el Partido Socialista de Navarra fue tercera fuerza política. UPN perdió la mayoría absoluta, pero obtuvo un resultado del 46%, un resultado importante. Es decir, yo creo que, siendo tercera fuerza política, tiene que haber una razón muy, muy poderosa, y un entendimiento indudable con la segunda fuerza política, en este caso con Nafarroa Bai, para hacer una alternativa en toda regla al Gobierno de UPN. Siempre que UPN, en este caso Miguel Sanz, hiciera una oferta razonable de colaboración. En mi opinión, va a ser bueno para la convivencia. Es decir, este país tiene que acostumbrarse a que puede ser que en Galicia el PSOE gobierne con el BNG, y que en Navarra colaboremos con UPN. O que mañana podamos gobernar con... Por cierto, quiero decir que tengo el máximo respeto democrático a Nafarroa Bai.
P. Pero si el razonamiento fue así desde el principio, ¿no hubiera sido conveniente dejar clara su opinión públicamente? ¿O habérsela hecho llegar con más claridad al Partido Socialista de Navarra para evitar las tensiones internas que se han producido al final?
R. Ha habido un debate, un debate democrático. Y todavía seguimos debatiendo. Mañana [por ayer] hay un comité regional en Navarra. Yo entiendo a los compañeros de Navarra. Han sufrido ataques muy duros de UPN, del Partido Popular, y tienen, lógicamente, el amor propio afectado. Pero a veces, en política, por el bien común, hay que saber aguantar esos ataques.
P. No digo que no, y no cuestiono la decisión final. Le pregunto, como otro ejemplo de lo que decíamos al principio de la entrevista, si el proceso de ir de un punto a otro se ha efectuado de manera óptima o se han cometido errores en la gestión.
R. Pero seamos objetivos. No era una situación fácil.
P. No digo que sea fácil.
R. Es decir, lo que no podemos es decir que las situaciones difíciles tienen respuestas fáciles. Eso pasa en pocas ocasiones. No era una situación fácil, porque UPN se había quedado a uno de la mayoría, porque nosotros estábamos detrás de Nafarroa Bai, porque había ganas de cambio, porque el PSN había recibido, y el PSOE, muchas agresiones de UPN y del PP. No era una situación fácil. La gestión no era fácil y era una gestión con problemas, todo el mundo lo ha visto y es reconocible.
P. Si tuviera que volver a gestionar el proceso, sabiendo el resultado final, ¿lo volvería a hacer igual?
R. En lo que depende de la dirección federal, básicamente sí. Es decir, aquí se había cruzado el impulso político, la pasión política, con una perspectiva de más largo plazo, más de fondo, de más día a día, que nosotros queríamos trasladar al PSN, y que lo hemos hecho con la mayor prudencia. Con el mayor tiempo por delante, para que la reflexión fuera compartida, integrada, y no fuera como...
P. No ha sido muy compartida ni muy integrada, al final.
R. Bueno, vamos a verlo.
P. ¿Cómo se van a curar esas heridas?
R. Vamos a verlo. Yo creo que está evolucionando positivamente.
P. ¿Navarra es una excepción? O, ¿por qué es una excepción Navarra a la táctica general que había seguido el Partido Socialista hasta ahora, en Cataluña, desde luego, o en Galicia, de aliarse con los nacionalistas para desalojar al PP del poder?
R. Hay tres razones. Primera, porque somos tercera fuerza política, y para mí ésa es muy poderosa. Si hubiéramos sido segunda fuerza política, a poca distancia de UPN, la situación sería distinta. Segundo, porque el discurso de Miguel Sanz no ha sido igual que el del PP, ni su oferta de colaboración. Ofrecerse para colaborar es inédito. El PP nunca lo ha hecho.
P. Se jugaba el cargo en ello...
R. No, pero...
P. Quiero decir, ¿cree usted de verdad que Miguel Sanz ha hecho una reflexión que le ha llevado a buscar otras posiciones, o ha hecho de la necesidad, virtud?
R. Yo creo que hay algo de todo.
P. No es sólo cálculo político.
R. Yo creo que hay una parte de reflexión y una parte de hacer de la necesidad, virtud. Pero hay una cierta singularidad de lo que representa UPN, en relación con el PP. La hay.
P. La habrá a partir de ahora. Desde luego en los últimos cuatro años...
R. La había. Quizá no había aflorado, pero a mí me consta que la hay. Me constaba y me consta.”

De lo manifestado por Zetapé destacan los siguientes aspectos. En primer lugar, no sólo es que, conocidos los resultados del 27 de mayo, estuviera a favor de un gobierno en minoría de UPN, con una actitud de colaboración y cómplice del PSN, sino es que, además, él en ningún momento se expresó a favor de un gobierno de cambio (es de pensar que ni públicamente ni en conversaciones privadas mantenidas con miembros de su mismo partido). En segundo lugar, a su juicio, el PSN no lanzó durante la campaña ningún mensaje, ni subliminal ni explícito, a favor de un cambio de gobierno en Navarra, sino que esos mensajes los lanzó posteriormente. En tercer lugar, en línea de lo argumentado por Blanco, con unos resultados como los que se dieron, con un PSN relegado a la situación de tercera fuerza a mucha distancia del primer partido, no puede haber alternativa a la mayoría minoritaria de UPN. En cuarto lugar, el gobierno de UPN se ha visto favorecido por el hecho de que, en opinión de Zetapé, el discurso de Miguel Sanz no ha sido igual que el del PP en cuanto que planteaba una oferta de colaboración con el Gobierno central y con el PSN. En quinto lugar, desde su punto de vista la singularidad del discurso de Miguel Sanz en relación con la ortodoxia pepera existía desde antes, teniendo Zapatero constancia de ello, si bien el problema es que no había aflorado.

Desde luego, los argumentos de Zapatero plantean la duda a los lectores de si estará poseído por alguna distorsión cognitiva que le ocasione una percepción sesgada de la realidad, tan sesgada que no sea compartida por casi nadie que haya seguido la política navarra. O, más sencillamente, sirven para plantear la hipótesis de que estamos ante un mentiroso patológico al que, además, no le turban las consecuencias de sus actos. Y ello por muchas razones. Porque en la campaña electoral el PSOE en Navarra abogó por el cambio político, trayendo aquí a varios pesos pesados: al propio Zapatero, a la Vicepresidenta del Gobierno y al Ministro de Justicia Bermejo. Porque si hubiera existido un veto desde el principio, no se negocia durante dos meses tratando de conseguir lo más posible al menor coste. Porque, aunque UPN tenga los votos que tenga, si los demás cuentan con mayor apoyo del electorado, los demás siempre estarán legitimados para formar gobierno si llegan a un consenso programático, tal y como ha pasado en más de un lugar (y en algunos de ellos, con la colaboración activa del PSOE). Porque, de no producirse en UPN una escisión y de no regresarse al escenario político navarro de los ochenta con la derecha dividida en varias opciones, de aceptarse las tesis de Zapatero, UPN siempre gobernará en Navarra, máxime si el PSOE y el PSN se empeñan con contumacia en no salir de su patético suelo electoral. Porque ni Miguel Sanz ni su equipo se caracterizan por su moderantismo; antes bien son auténticos halcones de la derecha más cerril, ultramontana y excluyente, como se han encargado de demostrar una y otra vez a todos los ciudadanos que hayan querido verlo.

Por último, para finalizar, resulta llamativo que Zapatero obvie la existencia de un acuerdo programático entre el PSN, Nafarroa Bai e IU que permitía la constitución de un gobierno de progreso y convivencia sobre bases para nada estridentes que garantizaban la posible existencia sin problemas del gobierno tripartito, avalándose a la vez la posibilidad de constitución de un marco político de consenso y encuentro. Precisamente, la forma en que Nafarroa Bai condujo el proceso de negociación, pese a todos los desplantes, y su habilidad en concluir acuerdos vetados desde Madrid, será el punto de anclaje del círculo virtuoso en que se moverá Nafarroa Bai, fundamento de su futuro crecimiento y desarrollo.

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